Indicadores clave para medir la huella social del cambio climático en Canarias
La huella social del cambio climático refleja los impactos en la población, más allá de las emisiones, extendiéndose a la salud, la vivienda y el nivel de vida. Para cuantificarla, es esencial contar con métricas objetivas que permitan comparar territorios, detectar tendencias y orientar políticas públicas de adaptación y justicia climática. En este sentido, los indicadores de mortalidad por calor, desplazamientos internos y pobreza energética ofrecen una visión integral de la vulnerabilidad y la resiliencia social en Canarias.
1. Tasas de mortalidad asociadas al calor Se define como el número de defunciones atribuibles a olas de calor por cada 100 000 habitantes en un periodo determinado (normalmente los meses de verano). Su cálculo combina:
Número de fallecimientos diarios excesivos atribuibles a temperaturas extremas (datos de AEMET/MOMO).
Población media estacional de la región (padrón municipal).
La fórmula es: TMC = (Defunciones atribuibles al calor ÷ Población estival) × 100 000
Por ejemplo, si en Tenerife se detectan 45 muertes atribuibles al calor durante junio–septiembre de 2023 y su población es de 950 000 habitantes, la tasa sería 4,74 muertes/100 000 habitantes. Este indicador permite cuantificar la dimensión sanitaria de la huella social y comparar islas y municipios, fundamental para diseñar planes de alerta temprana y reforzar la atención a grupos vulnerables [1].
2. Desplazamientos internos por desastres Mide el número de personas que, a causa de un evento climático extremo o natural, se ven obligadas a abandonar temporalmente su hogar dentro del territorio insular. La fuente principal es el Global Report on Internal Displacement (GRID 2021), que estima globalmente 7 millones de desplazados por desastres en 2020. En Canarias, se recoge en registros municipales de emergencia y alojamientos temporales.
Su cálculo se expresa así: DI = (Personas desplazadas internas ÷ Población total) × 10 000
Si en Gran Canaria 1 200 habitantes fueron realojados tras inundaciones en 2021 y la población es de 850 000, el indicador sería 14,1 desplazados por cada 10 000 habitantes. Este dato refleja la capacidad de respuesta ante desastres y la necesidad de infraestructuras y protocolos de acogida, clave para incrementar la resiliencia comunitaria [2].
3. Indicador de pobreza energética Refleja el porcentaje de hogares que destinan más del 10 % de su renta disponible al pago de suministros energéticos o que padecen falta de confort térmico. El IDAE (2022) define dos subindicadores:
Hogares con gasto energético desproporcionado (G > 10 % renta disponible).
Hogares con privaciones de temperatura adecuada (< 18 °C en invierno, > 25 °C en verano).
La pobreza energética se calcula como la proporción de viviendas que cumplen ambos criterios sobre el total de hogares. En Canarias, si el 31 % de los hogares destina más del 10 % de su renta a energía y el 12 % sufre temperaturas inadecuadas, el indicador compuesto revela la magnitud del problema social y guía políticas de rehabilitación energética y bonos sociales para los colectivos más desfavorecidos [3].
En conjunto, estos tres indicadores ofrecen una radiografía de la huella social del cambio climático en Canarias: el impacto sanitario, la dimensión de desplazamiento interno y las carencias en el acceso a la energía. Su monitorización periódica y desagregada por isla y municipio permite ajustar medidas preventivas, destinar recursos de forma justa y evaluar la eficacia de las políticas de adaptación.
Fuentes
AEMET. Informe sobre el estado del clima en España 2023.
UNDRR. Global Report on Internal Displacement 2021.
IDAE. Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España 2022.
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